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El signo de Cáncer en la Era de Acuario.


El Zodíaco es el símbolo fundamental del lenguaje astrológico. Es la matriz ordenadora donde el resto de los símbolos se organizan.
Cada uno de los signos del Zodíaco tiene un significado que depende de los otros símbolos. Es una estructura compleja en la cual ninguna pieza es independiente de la otra.
De esta forma, una consciencia humana que se dedica al estudio de estos símbolos realiza un viaje de complejización en la comprensión de todos ellos a la vez, aunque esté focalizándose aparentemente en uno solo, debido a la lógica holográfica que los rige.
Si meditamos acerca del signo de Cáncer, por ejemplo, estaremos meditando acerca de todos los signos que, junto a él, forman parte de la Cruz Cardinal, en la dimensión mandálica del Zodíaco, esto es Aries, Libra y Capricornio. Pero también estaremos comprendiendo al signo que le precede y sucede en una mirada diacrónica, esto es Géminis y Leo. Y a la vez, si meditamos en Géminis y Leo estaremos meditando nuevamente, o simultáneamente mejor dicho, en los signos que completan la cruz de la que forman parte.
Con lo cual, sea por donde sea que ingresemos al zodíaco, debemos saber que será solo una puerta de entrada, pues una vez que la atravesemos la información podrá llegar a nosotros como una estructura indisoluble.
Veamos con qué nos encontraríamos al entrar al zodíaco por la puerta de Cáncer.
Cáncer es la cualidad vibratoria de lo interno, aquello que requiere dejar afuera la multiplicidad de información del medio donde surge (Géminis) creando un espacio para albergar en él una singularidad inexistente previamente (Leo). Entonces Cáncer es el momento de generar una separación entre un adentro y un afuera y aislar información para que se amalgame, se nutra y crezca hasta que pueda desprenderse. Dicho así se hace evidente entonces que Cáncer simboliza todo nido, huevo, útero, matriz…y yendo más lejos, a la madre, familia, aldea, tribu, sociedad y etnia. La pertenencia y la sensación de compartir un pasado en común, una historia, son sensaciones básicas asociadas a esta cualidad.
En Cáncer estamos en el mundo conocido y familiar,  en el cual, el deseo creativo que se encuentra con su polo opuesto en danza complementaria (Aries-Libra) toma una forma estable que llegará a desplegarse hasta el máximo de sus posibilidades llegando a un clímax (Capricornio).
Claro está que la cualidad canceriana, así como la función de su planeta regente, la luna, al igual que cada signo del zodíaco, representa un talento que es a la vez detrimento, dado que, estructuralmente, posibilita algo a la vez que impide otra cosa. Para esas otras cosas están los demás signos, por eso el Zodíaco es una estructura formada por sub-estructuras incompletas y complementarias, es decir, vinculares.
El signo de Acuario, por su parte, sería la cualidad más distante a la canceriana en el Zodíaco. Estrictamente, en la estructura circular, el signo de Capricornio se encuentra a 180° de distancia, la distancia mayor posible dentro de un círculo, lo cual lo convierte en su opuesto complementario. Sin embargo, justamente por ello, ambos forman una estructura de polos indisoluble y por eso consideramos energéticamente más distante a las energías ubicadas en un aspecto de 150° o quincuncio. De esta manera tanto Acuario como Sagitario quedan a una distancia de Cáncer por lo menos incómoda. A su vez, desde el punto de vista diacrónico o secuencial en el sentido del zodíaco de Aries a Piscis a través de Tauro, encontramos a Acuario más distante que Sagitario.
Acuario entonces, nos habla, como opuesto complementario de Leo, de lo que está más allá de lo singular e individual, personal o egoico, pero que no es la comunidad cerrada de dónde esa singularidad ha emergido, no es un grupo previo a la consciencia individual desde su punto de vista, sino posterior o simultáneo. En Acuario no hay una división entre lo que está protegido adentro y un afuera hostil. Acuario es la ausencia de división entre el adentro y el afuera, no hay una entidad vulnerable a proteger, es la continuidad de circulación de información. La red que produce el encuentro de diferencias creativas. Si en Leo, la regencia del Sol, nos remite a la idea de centro, en Acuario estamos ante la evidencia de un cielo más vasto donde la inteligencia de la constelación es un conjunto de expresiones explosivas, diferentes y coordinadas.
La diferencia entre el nido canceriano y la red acuariana se hace evidente. Pero, profundamente podemos encontrar el hilo conductor que las une en pos de la complejización del sistema.

El paradigma espiral de complejización de la Consciencia.
Podríamos representar el proceso de lo que llamamos complejización de la Consciencia con el diseño del espiral. Partiendo desde la figura del círculo, como símbolo de lo completo, pero que nunca se cierra del todo, dado que deja espacio para lo nuevo y pasa así a otra dimensión o nivel de complejidad. En el punto en el cual parece que el círculo va a cerrarse y repetir su mismo circuito, se produce un salto o cambio de dimensión. El diseño espiralado lo encontramos en  la naturaleza como un patrón de movimiento-crecimiento, observable, por ejemplo, en el desplazamiento de los cuerpos celestes en el espacio, los recorridos del agua, la disposición de los pétalos en las flores y la circulación de energía en el cuerpo humano.
Así, Acuario sería el punto de desfasaje ante el posible cierre del círculo, que permite el despliegue del proceso en una nueva dimensión. Cáncer, habiendo pasado por Acuario (si lo pensamos diacrónicamente) o teniendo en cuenta su existencia en forma simultánea,  se ve obligado a ampliar los límites de su pequeño y excluyente mundo cerrado para nutrir y cuidar en lo abierto.
En un psiquismo humano esto sería permitir que caigan los sistemas de defensa que construimos ante lo que se nos aparece como peligroso, lo que muchas veces se constituye como sistemas de ataque. La violencia, la competencia, la necesidad de ocultar y mentir, el apego a lo “mío” que necesita la destrucción de lo “tuyo” en tanto lo amenaza, son sensaciones tóxicas y destructivas que plagan nuestro planeta por una identificación rígida de la consciencia con la vibración  canceriana que no incluye a Acuario.
En un grupo humano cerrado o lo que venimos llamando nido, la sensación de apertura suele darse con cuentagotas. Dejamos pasar alguna diferencia creativa que ingrese en nuestro sistema cerrado, de ahí los arquetipos asociados a Urano, regente de Acuario, como el diferente de un sistema homogéneo, el marginal, el loco, el extranjero que llega de visita como representaciones posible de lo acuariano para un sistema canceriano. Lo mismo sucede en el psiquismo, lo nuevo es el insight, la idea creativa que llega como un rayo, la locura como ruptura de la homogeneidad o la alteración de una continuidad y destrucción del centro organizador.
Hasta el momento actual del proceso de evolución de la consciencia, éstas son las formas que puede tomar la energía acuariana en un sistema canceriano, y las reducidas posibilidades de renovación o apertura de la vibración canceriana. Sin embargo, la consciencia humana tiene hoy, en el marco de lo que denominamos Era de Acuario, haciendo referencia a la cualidad dominante del ciclo astrológico de 25000 años que estaríamos transitando (o cercanos a transitar) la posibilidad de que lo canceriano se “acuarianice”, es decir, de establecer lazos de afecto e intimidad con lo diferente, de mantener los sistemas abiertos sin necesidad de cerrarlos porque la seguridad y protección se encuentra en la circulación de contacto genuino en la red sin borde ni exclusión de ninguna índole.
Las tecnologías que posibilitan el intercambio de información afectiva a la distancia, las redes sociales, los diferentes modelos de familia que comienzan a generarse a partir de los divorcios, adopciones, la diversidad de género, las paternidades/maternidades compartidas, las novedades en materia de reproductiva son manifestaciones en el plano concreto de que la vibración canceriana puede encontrarse como cualidad en otras formas, es más, en lo que no tiene ninguna forma fija sino que es constante circulación y fluir.
Sin embargo, las modificaciones en la forma, que se observan en la complejización de la estructura social e incluso a nivel ideológico-mental, pueden llegar aún más lejos y posibilitar la complejización de la manera de sentir. La revolución emocional, como un título que podría sintetizar la unión de Cáncer y Acuario, implicaría que se modifiquen en los cuerpos concretos de los seres humanos, sensaciones, emociones y sentimientos. El plano emocional, con su correlato físico en términos de circuitos químicos activos en el cuerpo, parece ofrecer la mayor resistencia al cambio. ¿Es posible que emerjan nuevas emociones? ¿O que desaparezcan aquellas emociones automáticas que se despiertan en nuestros cuerpos como respuesta a condicionamientos antiguos heredados de nuestro pasado animal? Tal vez, éste sea el mayor desafío para las vibraciones de Cáncer y Acuario en su encuentro, compenetrarse hasta un punto tal en el que surja lo nuevo en todos los planos.
Esta transformación, no puede producirse sin una cuota de dolor en los cuerpos concretos que atraviesan las experiencias integradoras de las energías distantes. Cuerpos que se ven obligados a romper o soportar la ruptura de sus seguros nidos simbióticos y de sus conocidas sensaciones, atravesando la incertidumbre y encontrando nuevas maneras de nutrirse, vinculándose con lo nuevo y aceptando o diferente. Cuerpos en los cuales, las mismas células que deben verse alteradas en su composición. Claramente, como el Zodíaco nos muestra, no podemos pasar de Cáncer a Acuario sin pasar por Escorpio. Pero también aquí, la evolución de la consciencia en comprensión profunda del sistema, puede sostener la lógica de la transformación de manera gozosa y placentera, abandonando el desgarro psíquico que trae el apego.
El aprendizaje será soltar el control y el deseo de ganar para que el afecto humano, cualidad básica de Cáncer, se desparrame a través de los circuitos de la red eléctrica acuariana y llegue  así, a todos sin exclusión para que podamos sentir al fin que somos la humanidad. Así, como reza la conocida frase, el mundo será una aldea. Y a la inversa, que la electricidad de acuario inunde de luz los tejidos celulares humanos que reproducen patrones idénticos vida tras vida, para que cada cuerpo sienta emocionalmente que es el tejido de una red por la cual circula el Amor.
Eso será el signo de Cáncer en la era de Acuario.



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